Los beneficios fiscales son aquellas partidas tributarias por las que una persona física o jurídica puede beneficiarse a la hora de realizar sus obligaciones fiscales.
Los beneficios fiscales también pueden hacer referencia al beneficio final que resta en el Impuesto de Sociedades tras deducir los impuestos que recaen sobre los resultados del ejercicio.
Tipos de beneficios fiscales
Los principales conceptos de beneficio fiscal en las partidas tributarias son la exención fiscal, las bonificaciones y las deducciones fiscales.
Beneficio fiscal por exención fiscal
La exención fiscal es un derecho tributario que recoge aquellos supuestos en los que alguna persona física o jurídica no tiene que soportar la carga económica que le correspondería por aplicación estricta de las normas impositivas, es decir, aunque se realiza el hecho imponible no nace la obligación de contribuir. Este beneficio fiscal de la exención se puede producir por tres vías:
- No nace la obligación tributaria a pesar de haberse producido el hecho imponible.
- Nace la obligación, pero su pago se condona.
- Nace la obligación y se paga, pero posteriormente debido a un hecho y una norma distinta, se satisface el reembolso de la cantidad pagada.
Beneficio fiscal por bonificaciones fiscales
Las bonificaciones fiscales se corresponden con beneficios fiscales que se pueden aplicar, tanto a la base como a la cuota de un impuesto. Es decir, son reducciones en el importe de la base para calcular el impuesto o deducciones del importe a ingresar por parte del contribuyente.
Beneficio fiscal por deducciones fiscales
Una deducción fiscal es una reducción de los ingresos sujetos a tributo por diversos conceptos, en especial, los gastos incurridos para producir ingresos.
Estas deducciones fiscales están sujetas a una serie de limitaciones y condiciones:
- Las deducciones fiscales sólo se permiten para los gastos incurridos que producen beneficios actuales y beneficios futuros (mediante su capitalización).
- Permiten la recuperación en un periodo de tiempo de la capitalización empresarial y los elementos de inversión, mediante asignaciones como la depreciación, obsolescencia o deterioro de valor.