El plazo fijo, también denominado imposición a plazo fijo, es un producto financiero ofrecido por los Bancos que se formaliza a través del contrato a plazo fijo. En este contrato a plazo fijo las dos partes, siendo una la entidad financiera, formalizan, por una parte, la aportación de fondos durante un determinado periodo de tiempo a cambio de una rentabilidad fijada de antemano por la entidad financiera. Pasado el periodo de tiempo fijado en el contrato de plazo fijo, la entidad bancaria se obliga a devolver la cantidad invertida más los intereses generados en el periodo. También puede darse que los intereses se vayan pagando a lo largo del periodo del plazo fijo, lo que tiene que estar especificado en el contrato de plazo fijo.
Se trata de un producto con poco riesgo ya que están garantizados por la entidad financiera correspondiente y por el Fondo de Garantía de Depósitos, por tanto la rentabilidad no suele ser muy elevada.
El cliente deberá tener una cuenta corriente abierta en la misma entidad para recibir su dinero cuando venza el depósito a plazo fijo.
Aspectos a tener en cuenta en el contrato a plazo fijo
Hay que leer detenidamente todas las cláusulas del contrato a plazo fijo poniendo especial atención en gastos y comisiones y las condiciones de cancelación anticipada si se solicitara. Se puede permitir la cancelación anticipada, pero eso sí, muchas veces con una comisión por cancelación que se verá afectado en los intereses esperados.
Además hay que ver en el contrato de plazo fijo los siguientes aspectos importantes como el Fondo de Garantía de Depósitos al que está adherida la entidad financiera y por tanto, está garantizando el producto de plazo fijo que se está contratando.
También hay que comprobar que en el contrato a plazo fijo se detalla la forma de calcular los intereses y el periodo de pago, si es mensual, trimestral, semestral… o al vencimiento.