La definición de testaferro (etimológicamente significa cabeza de hierro). De la RAE se puede extraer la siguiente definición: “persona que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona”. Ante esta definición, se puede dar a entender que un testaferro es un sujeto jurídico de dudosa reputación, tanto legal como moral. Además, el concepto nos resulta muy corriente y cotidiano porque en la prensa se nos presentan constantemente casos de este tipo.
¿Es lícito ser un testaferro?
La Ley considera que un testaferro es un mandatario sin representación. Esto quiere decir que actúa en nombre propio, aunque posteriormente transmite los bienes o negocios al mandante. Cuando esta transmisión se realiza por vías legales, véase escrituras públicas o contratos de compra-venta, todo es lícito.
Lo más normal es que el mandatario tenga representación. En este caso, el mandante le otorga unos poderes al mandatario para actuar en su nombre, de esta manera se evita cualquier tipo de simulación que es lo que sitúa al testaferro en una posición de dudosa legalidad.
El problema se produce cuando se trata de un negocio ilícito, siéndolo el testaferro también y exponiéndose a las consiguientes penas que la Ley determina. Esto sucede, por ejemplo, cuando se trata de evadir impuestos.
De hecho, el Código Penal considera cualquier simulación que se persiga a través de testaferros como ilegal, más si cabe cuando se producen daños a terceros o se busca un fin ilícito.
La clave para no incurrir en ilegalidades respecto a testaferros
Lo más importante es conocer cuándo y en qué condiciones la figura del testaferro se considera legal.
A veces, dentro de la legalidad, es posible conseguir precios o condiciones más favorables en un contrato que no se darían si las negociaciones las realizara el mandante directamente. Estas ventajas quedan muy lejos de otras, como la evasión de impuestos, que sí están infringiendo la Ley y se consideran ilegales, teniendo entonces que responder ante la justicia.
Punto y aparte sería la consideración moral que le de cada uno a la utilización de la figura del testaferro para la obtención de diversos beneficios fiscales y económicos.